Cuando, no solamente intuyes que, sino que sabes que, una de tus “niñas” el parto no va a ser bueno, que sabes que si no haces un movimiento rápido, hay muchas cosas en riesgo y la primera es esa “niña” que es tan especial para tí.
Es en ese momento en el que tiras de histórico, en el que sabes que toda tu selección de años anteriores no debe fallar, pero tienes que tomar una decisión, porque sabes que el parto debiera haber comenzado y no hay nada que indique que vaya a suceder.
Nervios, dudas, tantas cosas por la cabeza en ese instante… Pero pasan los días y sabes que es la mejor decisión, que la vida de la “niña” debe prevalecer sobre cualquier otra cosa.
La niña está bien, y es cuando respiras hondo, sabes que ha habido alguna baja y que ha sido está baja la que ha provocado todo esto. Pero ella sale de quirófano bien, y sin problemas mayores
Tu horizonte pinta negro, ya que sabes que cada 2 horas debes hacer control de pesado, y dar refuerzos y biberones para que haya supervivientes… Y estás en ello, luchas de manera encarnizada contra elementos que se cruzan en tu camino. No sabes el final de la historia, solo luchas porque la “niña” y sus hijos sobrevivan, esa es tu meta.
Siempre hay capítulos en los que las cosas no salen según lo esperas, pero el nuevo capítulo que se nos presenta desde ahora es el luchar para que no haya más bajas y que nos permita seguir disfrutando de unos nuevos “duendes” que hagan que nuestro esfuerzo nos reconforte satisfactoriamente. Nuestra niña damos fe que nos va a dar muchas satisfacciones con total garantía y la alegría y desparpajp que siempre ha tenido, lo mantendrá siempre y sabe que la queremos y que la “niña” es y será nuestro ojito derecho.
